Vistas de página en total

sábado, 19 de julio de 2014

Libertad: un aroma a cambio*

 Huelo a cambio, y no es casualidad cuando faltan exactamente diez días para mi cumpleaños. Me dí cuenta de que me estoy convirtiendo en una triste adulto y no voy a permitirlo, aún me queda adolescencia, ¡lo sé!
 Estoy tomando decisiones importantes, me siento fuerte, segura. Dí pasos que nunca imaginé que iba a poder dar, me desprendí de cosas que pensé que se quedarían conmigo para siempre, me estoy encontrando.
 Se que con el nuevo año de vida van a venir cosas buenas, siempre y cuando le ponga ganas.
 Me siento mejor, como si el alma se me hubiese llenado de repente, como... libre. Libertad, esa es la descripción perfectaLibre porque entendí que no puedo ser la responsable de todo ni de todos. Libre porque puedo SENTIR sin estar atada.
 Como ayer, que sentí que el mundo se me venía abajo, estaba llena de tristeza y frustración, tenía un vacío que no sólo no se iba, sino que también me torturaba. Me acosté en un banco de mi plaza favorita, mirando el cielo. El movimiento de las nubes me mareaba y empecé a llorar, porque no quería eso para mi vida. Y permitirte sentir, es algo que te hace libre.
 Libre como hoy, que se me llenó el corazón de sueños pasando por la Avenida Corrientes, una calle que considero mágica, llena de luces que me dejan una sensación hermosa. Hay pocas cosas más hermosas que un sábado a la noche en Buenos Aires. 
 Me siento plena y libre porque ya no hay más etiquetas, porque soy solo yo (¡al fin!), porque no me importa nada más que ser lo que quiero ser. Y entiendo que a veces puedo ser melodramática y a veces me pinta la rebeldía, que aprendí a ser y estar lo que debo ser y en donde debo estar, pero ya no me preocupa. Sólo quiero y deseo disfrutar, de todo. Eso me hace feliz. 
 Y la felicidad no es un fin, sino un medio, lo entendí. Entendí que no es un amor, una acción, o una cosa que pase lo que puede hacerme feliz. Sino yo. Yo con un amor, yo dando amor, yo en una acción, yo decidiendo qué pase.
 A veces hay que tocar fondo para entender por qué vivimos, para volver a sentirnos vivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario