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sábado, 6 de abril de 2013

Inspiración en la ruta de viernes a la mañana *

 El viernes a la mañana, eran como las nueve, nueve y media. Elegí sentarme del lado de la ventanilla, me gusta tener qué mirar. El sol apareció, pequeños rayos de luz me sacaban una natural sonrisa, raro en mí. Algo inspirador. Sentí la necesidad de tener ahí mismo una notebook, netbook o cualquier aparato tecnológica que me permitiera flashear inspiración del momento, pero no. Sólo tenía la certeza de que ése momento me iba a dejar una sensación. De esas sensaciones que mi mente recuerda y permite que días después me siente a escribir.
  Llegué a Buenos Aires, mi charla informativa de la Facultad. Llegás allá y es como otro mundo, sentís que vas de Nueva Jersey a Nueva York, como diría Lindsay en Confesiones de una típica adolescente. Ves que hay mil personas con el mismo sueño que vos. No sé si es desilusionante o cómo describirlo. Cada sueño es único dicen, pero sin embargo voy a convivir con un montón de personas con mi misma meta. Con la meta de llegar, de triunfar, de ser alguien para poder demostrar arriba de un escenario la pasión que uno lleva adentro. Esa pasión quizás inexplicable, quizás inentendible.