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jueves, 30 de octubre de 2014

EAT*

 De algún modo, algo la impulsó a hacerlo. Día uno fuera de casa, reto fácil. Al día dos, el estómago comenzó a rugir y ella sacó fuerzas interiores quién sabe cómo. Al mediodía fue a solucionar cosas pendientes, y cuando volvió simuló comer un sandwish que más tarde hizo que la cola de su perro no deje de moverse. A la tarde dejó paquetes de galletitas al lado de su taza de té con edulcorante e hizo migas esperando que la escena se vea natural. Mentira uno y evadió la cena. Día tres. Mareos y náuseas. Vómito cósmico, natural. Siempre supo que al tercer día de ayuno, vomitaba. "El cuerpo se está desintoxicando", dice ella. Se acostó en el baño y esa mañana decidió desayunar jugo de naranjas (83 calorías) después de haberse tomado la presión: 10.8. Cocinó para toda su familia, fue astuta en sus movimientos y ni siquiera se sentó en la mesa del almuerzo. Nadie lo notó. Estuvo a punto de abandonar horas después. La casa estaba sola, y las sobras del almuerzo que había disfrutado el resto la tentaba, a pesar de que en realidad no le gustaba esa comida. Agarró media empanada de jamón y queso. La masticó incansablemente. Agarró una servilleta y escupió todo el bolo alimenticio. Buen plan. Sin embargo, ella empezó a dudar, tenía mucho hambre, quería cada alimento que veía, ya no sabía cómo buscar fuerza de voluntad. Siguió sus actividades normalmente, pero antes volvió a la farmacia en donde se había pesado unos días antes. Más de dos kilos menos. Sonrió. Se fue a dormir antes de que llegaran los demás. Cuarto día, sí. Aunque el plan era sólo tres. No hubo vómitos y eso la sorprendió. Nunca antes había durado tanto tiempo en ayunas. La energía no le resistió, estaba viva pero su cuerpo muerto. Sintió que en cualquier momento iba a desmayarse y no quería hacerlo en la vía pública. Tomar agua no la hacía sentir mejor. Ya tenía aliento a desnutrición y hueco estomacal. Tenía náuseas pero... ¿qué iba a vomitar? 89 horas y 15 minutos, interrumpidos por una pastilla de naranja (11 calorías). Después de un rato acostada con las piernas hacia arriba, corrió al baño. Vómito cósmico 2. Líquido verde. Tal vez matecocido con edulcorante, o té, café, o Coca- Cola light mezclada con jugos gástricos. El malestar era cada vez mayor, y ella sabía que tenía cosas que hacer aún, así que decidió, 45 minutos después, comer un trozo (4 centímetros) de turrón de maní (16 calorías). Se siente muy mal, pero nunca se desmayó por inanición. ¿Qué se sentirá? ¿Fortaleza o debilidad? ¿Poder o ausencia? 

domingo, 26 de octubre de 2014

Libertad *

 Te doy mi cuerpo, mi paz.
 Te doy todo lo que esté a mi alcance.
 Te doy mis horas, mi azar.
 Te doy todo lo que pueda darte.

 Te doy mi sangre, mis palabras.
 Te doy mi historia para que te abras.
 Te doy mis alas, te doy mis sueños.
 Te doy mi mundo, te doy mis cuentos.

 Te doy mis besos, no te alejes.
 Te doy mi mano, no me sueltes.
 Te doy mi abrazo, soltá las cadenas.
 Te doy mi vida, desatá las cuerdas.











                                                                 Doy todo por tu libertad.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Neverland*

Nunca voy a ser tan real como ella.
Nunca voy a ser lo suficientemente verdadera.
Nunca va a alcanzar.
Nunca voy a ser tan talentosa, ni tan tierna, ni tan inteligente.
Nunca voy a tener secretos que alguien quiera escuchar, porque a nadie le importan.
Nunca voy a ser tan interesante.
Nunca voy a ser tan importante.
Nunca se van a preocupar tanto por mí, porque nunca voy a valer tanto la pena.

lunes, 13 de octubre de 2014

Fuck it*

 No me dejes morir así, no me dejes caer en la trampa.
 Una angustia me oprimía el pecho, y los sollozos parecían ser de otra persona. La casa estaba vacía y los gritos que escondían palabras retumbaban en el enorme silencio. Nunca me había sentido tan triste como para no poder expresar con palabras lo que me pasaba. Nunca antes me había quedado sin palabras.
 Ya estoy demasiado involucrada, ya no hay vuelta atrás. No puedo dejarla sola (se siente sola). No sé cómo abrirle los ojos, cómo ayudarla. No sé cómo hacer que su dolor se aliviane, cómo hacer que vuelva a sonreír. No sé cómo hacerle entender que todo tiene su razón y que muchos de sus actos no suceden porque sí. 
 Sé que está perdida, y que tiene mucha más fuerza de la que cree para no hundirse (nos). Se está ahogando y no lo quiere evitar (¿para qué? ¿no será mucho esfuerzo?). No quiero que se ahogue (no sé qué hacer). Quiero poder sostenerla (ni siquiera puedo sostenerme a mí misma). Necesito que confíe en mí (pero ni siquiera puede confiar en ella misma). Yo quiero salvarla (no la merezco). Yo puedo salvarla (ni siquiera puedo conmigo misma). 
Algún día las voces de su cabeza se van a callar, y yo voy a estar ahí.