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miércoles, 31 de diciembre de 2014

LA DESPEDIDA*

 Un 2014 que me da pena despedir, un año que me regaló y me enseñó millones de cosas, un año al que veo irse con una sonrisa pocas veces vista. Un año lleno de errores, pero justamente también lleno de aprendizajes, y por eso no me siento vacía, sino al contrario, lo dejo con un alma llena de felicidad.
 Las mejores vacaciones de mi vida, con una familia adoptiva junto con la mía, días llenos de mejor amiga, en donde pude subirme al escenario de un Crucero a hacer lo que más amo y demostrarlo al mundo. Una experiencia inolvidable. 
 Un año que laboralmente me abrió puertas siendo profe de unas niñas increíbles que me llenaron de conocimiento, experiencia, y sobre todo de un cariño inmenso. Fue increíble ver cómo aprendieron y avanzaron.
 Un año más en el que pude formar parte de un día de la primavera más allá de haber egresado, y después de tantos años: ¡ganamos! 
 Seguir estudiando y afianzar mis sueños, un año que me dejó caer muchas veces sin querer levantarme, pero casi a lo último me dió esas fuerzas para creer que puedo lograrlo y planificar un mejor futuro para mí. Sentí que crecí mucho como artista pero sobre todo, como persona. Hubo gente que me llenó de ganas, grupos de estudio maravillosos, y amigos. Las personas que tuvieron que irse de mi vida, lo hicieron en este año, aunque dolió bastante en algunos casos, pero esas cicatrices o se curaron o se van a curar, porque siempre es lo que tiene que ser. 
 Cambios, muchos cambios. Tontos, como mis cambios de looks, y el primer año en la vida que dejé de ser rubia; y otros un poco más profundos, que prefiero guardarlos para mi intimidad y para mi almita que también siempre quiere ir creciendo y mejorando.
 Un año artístico en su esplendor, de mucho crecimiento personal sobre lo profesional. Un año que termina con un premio a la trayectoria que me llenó de orgullo, un año que me permitió ser parte del elenco de una obra fantástica como lo es Les Miserables, y con los halagos de todos mis compañeros y el mismo director. Un año que nuevamente me regaló la oportunidad de estar en un escenario mostrando lo que amo en varios teatros, con el corazón lleno de alegría. Este año fue un poco más danza que todo lo demás, bailé más, y quiero seguir bailando más. Un año que me renueva las espectativas, un año en el que me equivoqué feo y aprendí enormemente. Un año hermoso, que me regaló un amor inesperado. Un año lleno de cosas, no terminaría nunca de escribir todas las sensaciones que me produce esta despedida, pero definitivamente es un año para el recuerdo. 
 Tengo que agradecer a mi familia y su apoyo incondicional hacia mí en el aspecto artístico, a mis hermanas por bancarme en todo, aceptándome tal cual soy siempre. A mis compañeros de comedia que se transformaron en amigos. A las personas que se sumaron a mi vida y por qué no a las que se fueron. A mis alumnas grandes por confiar en mí y a los padres de mis peques por la misma confianza. A la vida, por regalarme todo lo que me regaló y por permitirme sentir, porque una persona que siente es una persona que tiene una vida que vale la pena. 
 Quiero brindar por ustedes, cada persona que leyó mi blog en este último tiempo. Un blog que hoy me atrevo a despedir con lágrimas en los ojos y una sonrisa enorme. Un blog que dejo para dedicarme a un proyecto mucho mayor, porque amo escribir y ustedes me hicieron saber que les gusta lo que hago, lo que transmito, lo que cuento y cómo lo hago. Ustedes que me regalaron ese tiempito pasando por acá, me hicieron crecer como artista, porque escribir para mí también es un arte, y ustedes alimentaron mi sueñito de escritora. GRACIAS. 
Hoy brindo por mis amistades, por mi familia, y por sobre todo, brindo por el Amor, la fuerza más poderosa del mundo, esa mágica fuerza que hace que se mueva todo lo demás. Pido amor, pido amar, que no hay nada que pueda contra eso. ¡Feliz 2015 para todos ustedes!

martes, 23 de diciembre de 2014

La torta de mierda*

 Toda la vida soñó con un vestido blanco de larga cola y hasta quizás, encaje. El brazo de su padre en el suyo, su madre llorando de emoción, orgullosa de ella. Y del otro lado del pasillo, al lado del hermoso Altar, al amor de su vida. Ese hombre con el que descubriría la felicidad plena y con quien formaría la familia que la transformaría en una increíble mamá de cuatro sanos y bellos hijos. Una pequeña con largo cabello color castaño claro y bucles en las puntas llevando los anillos dorados y brillantes, tal vez una niña familiar del novio, o alguna ahijada futura. Las repercusiones del casamiento de la boca de las vecinas. Soñó con las sonrisas en la foto del brindis, y el príncipe que le de el beso de Amor Verdadero para vivir así el felices por siempre. 
 Lo que nunca en la vida imaginó ni deseó, fue enamorarse de una mujer. Porque esas no son cosas normales, eso no es lo que Dios planteó, no es lo que se debe, no es lo que está bien, de ninguna forma es aceptable. Pero sin embargo eran esos ojos color miel los que la hacían perder el rumbo de su vida. Esas pestañas arqueadas y esa figura que no tenía ningún parecido con aquel hombre en el Altar. Esa voz dulce al cantar y esa piel delicada. 
 Es una confusión adolescente, quizás. Ella quiso buscarle una explicación a un sentimiento que no podía manejarse, quería curarse de aquellos pensamientos que se habían apoderado de ella y no podía controlar, porque no quería ser la decepción de la familia, y algo aún peor, su propia decepción
 Su primer beso con una chica, su primer beso con un chico. Comentarios. Miradas. Críticas. Ella no quería ser la enferma de la familia, la oveja negra, la torta con todos sus clichés. Si era lesbiana, iba a comenzar a vestirse como hombre, cortarse el cabello corto y a caminar sin tacos. Tal vez también iba a dejar de maquillarse y perder interés por lo femenino. No, para nada, pero la gente sí lo creería. Todos comenzarían a mirarla como un ser extraño y horrible, a leer cada comentario de su boca como promiscuo y hasta incluso con dobles sentidos. Ya no podría admirar mujeres en voz alta porque los demás podrían creer que a ella le gustaban. Todas las mujeres que lo supieran se alejarían de ella porque, claro, como es lesbiana sólo iba a mirar sus cuerpos con deseo y nadie nunca más confiaría en ella. 
 - Sólo estoy abierta a enamorarme de cualquier persona, no importa cuál sea su sexo. Me enamoro de personas - dijo ella queriendo sonar tranquila, convencida.
 - Pero tenés novia, sos torta.
 - Sí, tengo novia, pero no soy torta. Sólo amo, y podría haber sido un hombre pe..
 - Sos torta.

 Sus ojos se llenaron de lágrimas, porque sabía que aunque buscara las palabras perfectas para describir sus verdaderos sentimientos desencontrados, siempre iba a ser una torta de mierda para todos los demás, que sí iba a decepcionar a su familia, que nunca iba a poder caminar del brazo de su padre con un largo vestido blanco y que nunca iba a ser una mamá grandiosa a quien sus hijos puedan admirar. 

sábado, 6 de diciembre de 2014

Aquel amor que por poco me llega a matar*

 Teníamos tantas cosas en común...
 Su voz me erizaba la piel, sus cantos me emocionaban hasta las lágrimas. Su rostro era perfecto, su piel blanca y suave, sus ojos oscuros, sus dientes perfectos y su nariz hermosa. ¿De ahí mi obsesión por las lindas narices? 
 Tenía rulos pero los odiaba, siempre mantenía su cabello lacio. Su sonrisa fue una de las más lindas que vi en mi vida. 
 Compartimos amistades, momentos, deseos, problemas, sueños. Estuvo para mí cada vez que escapé de casa cual hippie fugitiva, con un bolso lleno de remeras y la guitarra a cuestas (algo totalmente absurdo, porque nunca supe tocarla), me llamó cada noche durante dos años, odió a mi madre cada vez que desenchufaba el teléfono para que corte y me vaya a dormir, me escuchó en cada llanto, besó cada cicatríz. Hasta que se fue. Hasta que decidió abandonarme. 
 ¿Y saben? A pesar de que pude (costó muchísimo, pero pude, creo) rehacer mi vida, sigo escuchando ese video en el que canta, y los ojos se me llenan de lágrimas, mi piel vuelve a erizarse y sonrío, aunque todavía no decido si es nostalgia u otra cosa.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Sangre adolescente*

 No tiene que ver con la utilidad ni con la función. Ella lo sabía muy bien, no tenía ningún sentido ni lógica cortarse. No ayuda a los problemas, ni mucho menos a sus soluciones. Pero no podía más, ella no podía más y sus lágrimas brotaban, sus sollozos retumbaban, una vez más, en la casa vacía. Ella sabía que su única salvación era ella misma, y también sabía que no quería morir, sólo quería que las cosas sean distintas, y las cosas estaban más allá. No sabía cómo, pero después de mucho tiempo, ella volvía a tener en la mano una hoja de afeitar. Lloraba y gritaba. No puedo. No puedo. A ella no le entraba la angustia y la tenía que sacar. La sangre corría por su muñeca izquierda, y las lágrimas se iban secando. La respiración acelerada se calmaba y ella empezaó a pensar de nuevo. Se secó las lágrimas, fue al baño y lavó la herida. La futura cicatríz no la hacía feliz.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

La malhumorada*

Nadie me entiende a mí. Todo el mundo parece ser mucho más comprensivo con todo el resto de las cosas. Nadie soporta que yo haga las cosas mal, que yo juzgue, que yo me equivoque, que yo tarde, que yo sufra, que yo colapse. Nadie entiende que el cuerpo habla lo que el alma calla. Nadie entiende que mi cuerpo está gritando, que yo estoy gritando, ¡que no puedo más! Que tengo malhumor, que todo se me viene encima, que tengo cosas que terminar, que tengo ropa tirada, que tengo letras sin aprender, que no me sé ninguna coreografía, que tengo ensayos, que tengo funciones, que tengo fechas, que tengo grupos a cargo, que tengo una carrera a cargo, que quiero cuidar mi alimentación, que el espejo me trastorna, que me gusta escuchar a los demás, que atraigo gente tóxica, que no tengo energías, que en los últimos días fui tres veces al médico, que si no es la anemia, es el ayuno, que si no es el atracón, que si no es hacer las cosas bien, es hacer las cosas mal, que al final a mí todo lo que me importa es la plata, dice mamá, y a mí lo único que me importa, es hacer realidad mis sueños, pero al final, es otro año y yo volví a hacer las cosas por la mitad. Y sí, al final la mierda soy yo, la oveja negra de la familia, que sólo se queja de lo que hacen los demás, porque me indigno si los platos están mal lavados, pero claro, si yo los dejo mal lavados, hay que escucharlos. Que lloro por melodramática, y siempre tengo cara de culo. Que no tengo amigos. O que todos mis amigos son putos (como si eso tuviera algo que ver, ¿no?). Que si contesto mal, soy una mierda, pero cuando yo estoy como la mierda nadie está. Que no puedo tener un mal día. Que nadie al final del día me pregunta cómo estoy, o sí, pero no me queda más remedio que decir que está todo tranquilo, cuando es todo lo contrario, ¿pero a quién le interesa todo el vómito verbal? Que te hubiera acompañado a hacerte la ecografía, así no ibas sola. Mentira, porque le da miedo viajar en colectivo, y no sé qué otras cosas, que no importa, pero es preocupante, claro, no tanto como para dormir una buena siesta. Que cada quien tiene sus problemas y a nadie deben interesarle los míos, pero POR FAVOR, déjenme llorar que estoy stressada. Que grito, me violento, que mi hermanita me sobra como si tuviera cinco años más que yo y me saca todos los nervios de punta, que termino en el medio de la cocina llorando con ruido hasta que Pandora me aparece al lado con cara de es mi cumpleaños, no llores. Que mamá se pone de mal humor porque el ensayo terminó diez y media y esperaron en el auto, porque soy una chica y no voy a volver de noche sola, que papá siempre está callado. Que tengo sueño, hace dos noches que no duermo porque tengo dolores intensos, pero a nadie le importa eso, y menos aún a los directivos de la Facultad, cuando mañana vaya a hablar porque puede que me haya quedado libre. Y miren si tengo que hacer todo el año de nuevo porque me dolía la panza. Pero bueno, mi útero está bien y puedo ser mamá. ¿Cómo mierda voy a ser mamá? Es imposible. El kiosquero me dio mal el vuelto y me cagó $50, porque soy una estúpida que le hace honor a su rubio natural. Hoy era el peor día para darme el permitido y comerme esas galletitas de avena con chocolate, pero lo hice igual. Mañana es el último ensayo antes de la muestra y la coreo de las nenas sale horrible, que es el ensayo en el Teatro de Capital y también se vienen los finales de la facultad, y no sé nada. Que el lunes es la muestra y no tengo el vestuario, porque tenía que ir a comprar la tela y no fui, porque anoche no dormí y cuando pude hacerlo me quedé dormida, la casa era un lío tremendo y fui corriendo a la ginecóloga para que me dé la solución a uno de mis catorce mil problemas. 
 Perdón gente, perdón por ser tan imperfecta. Y sí, lo digo con sarcasmo, porque todo el tiempo me estoy dando cuenta de lo mierda que soy, y no puedo solucionarlo hasta que no tenga tiempo, ¡no puedo más! Y sé que nadie me entiende pero POR FAVOR. La malhumorada sólo ve lo malo en los demás, nadie ve por qué la malhumorada está mal.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

La misma gorda de siempre*

  "Ya llegó demasiado lejos" pensó ella mientras se limpiaba la boca con su mano derecha. Su cuerpo flaqueaba en el suelo de su habitación, y una media sucia ocultaba su vergüenza más reciente. Era a todo o nada, y ella lo sabía muy bien. Había algo que no la dejaba hacer las cosas bien. Si hacía oídos sordos a esas voces, terminaba de cuclillas en el baño. Aunque últimamente, ya no existía la intimidad del baño y el silencio. Ahora sólo necesitaba un lugar en donde poder sacar las palabras que se tragaba, y la comida... Un cesto, la ducha, la calle o por último, la ropa sucia. No daba para más. "No estoy enferma". Sabía que no estaba enferma, no podría caer en algo tan absurdo como eso, no. Son sólo unos días, son nervios acumulados, es stress. Ella no impulsaba el vómito, ya no. Su cuerpo lo asimilaba solo porque... por todas las razones antes nombradas, no es que ella estuviera enferma, no. No estaba conforme con su cuerpo, lo odiaba, se odiaba por ser portadora del mismo. Las costillas que días atrás sobresalían de su pequeña cintura se encontraban ocultas, tapadas por grasa, porque la última semana decidió volver a comer. 
  "Ahora todos están contentos, ¿no? Volví a comer, ¡volví a ser la misma gorda de mierda de siempre! ¿FELICES?" repetía en silencio mientras se miraba en el espejo. Sus lágrimas eran cada vez más y dejó caer su cuerpo al suelo una vez más. Lloraba con angustia, y con la media sucia al lado.

martes, 4 de noviembre de 2014

Sin héroes*

Me falta pasión, y hay algo dentro mío que me consume poco a poco. Un "algo" que me hace odiarlo todo. No sé lo que quiero, no sé lo que elijo, no sé por qué lo hago, no sé qué gano, ni sé qué pierdo. No sé dónde estoy ni dónde quiero estar. Lo único que sé es que esto no es, que me siento perdida necesitando un tiempo que se me está escapando de las manos con sólo pensarlo. Una montaña de cosas que hacer, problemas que solucionar, deseos que soñar, vida que disfrutar, pero no puedo, como si me encontrara en un estado de pausa, un stand by que no decidí. Como si yo misma fuera parte de mi propia rutina, aunque en verdad debería ser al revés. Y esta vez, no hay nadie que quiera salvarme. 

domingo, 2 de noviembre de 2014

Gorda. Se nota que te sobran unos cuatro o cinco ki-li-tos. Vaca. Lo que te alimenta, te mata. No soportás una dieta. No podrías estar sin comer. Es todo o no es nada. Vómito cósmico. Hacé las cosas bien. Control. Ayuno. Aliento a desnutrición. Inútil. No servís para nada. Nunca vas a poder tener el cuerpo que querés, ya sos así. Estás enferma. Sólo querés llamar la atención. Perfección. Metabolismo. No bajes tu cabeza, tu corona podría caerse. Qué flaquita que estás. ¿Para qué querés hacer dieta si la vas a romper? Soledad. A nadie le importa. No te da la cabeza. Estás loca, no gorda. Gorda de mierda. Qué lindas clavículas. A nadie le importa. Sos una estúpida. No voy a hablar sobre peso. La verdad que estás excedida un poco de peso. Light. Si almuerzo, no cenaré. A nadie le gusta un saco de huesos. Amo las personas flacas, pero a vos te queda mal. A vos todo te queda mal. Sos la decepción de todo el mundo.¡BASTA! Egoísta. Te amo hasta los huesos. Atracón. ¿Lo que querés ahora o lo que deseás para siempre? Déjenme sola. Lo tengo bajo control. Son sólo unos kilos y lo dejo. Mareos. Lágrima. Poder. Estás linda. Todas envidiamos tu lomo. Qué raro siempre comiendo vos.Si, obvio, lo que vos digas. ¿Qué te pasa? Tenés que comer más sano. Tenés que comer. Sos una débil. ¿Cuánto pesás? Su mente es débil, tan sólo quiere ser bella. Chocolate. Todo lo que digas puede ser utilizado en tu contra. El esfuerzo vale la pena. Si te ruge el estómago, sentite fuerte. No lo estás intentando. Es preferible comer cinco comidas de cien calorías que una de quinientas. Para ser perfecta, hay que ser alta y flaca, no podés ser la más alta pero... ¿por qué no la más flaca? Quiero tener el cuerpo de antes. ¿Estoy más gorda? ¿estoy más flaca? Meté panza para la foto. No sonrías, tenés muchos cachetes. Maquillate las clavículas. Cerrá la boca. Es todo una mentira Hacé más ejercicio. Nadie te quiere. Sos una basura, ni siquiera respetás tus propios deseos. Metas fijas. No podés. No podés. NO PODÉS. 


jueves, 30 de octubre de 2014

EAT*

 De algún modo, algo la impulsó a hacerlo. Día uno fuera de casa, reto fácil. Al día dos, el estómago comenzó a rugir y ella sacó fuerzas interiores quién sabe cómo. Al mediodía fue a solucionar cosas pendientes, y cuando volvió simuló comer un sandwish que más tarde hizo que la cola de su perro no deje de moverse. A la tarde dejó paquetes de galletitas al lado de su taza de té con edulcorante e hizo migas esperando que la escena se vea natural. Mentira uno y evadió la cena. Día tres. Mareos y náuseas. Vómito cósmico, natural. Siempre supo que al tercer día de ayuno, vomitaba. "El cuerpo se está desintoxicando", dice ella. Se acostó en el baño y esa mañana decidió desayunar jugo de naranjas (83 calorías) después de haberse tomado la presión: 10.8. Cocinó para toda su familia, fue astuta en sus movimientos y ni siquiera se sentó en la mesa del almuerzo. Nadie lo notó. Estuvo a punto de abandonar horas después. La casa estaba sola, y las sobras del almuerzo que había disfrutado el resto la tentaba, a pesar de que en realidad no le gustaba esa comida. Agarró media empanada de jamón y queso. La masticó incansablemente. Agarró una servilleta y escupió todo el bolo alimenticio. Buen plan. Sin embargo, ella empezó a dudar, tenía mucho hambre, quería cada alimento que veía, ya no sabía cómo buscar fuerza de voluntad. Siguió sus actividades normalmente, pero antes volvió a la farmacia en donde se había pesado unos días antes. Más de dos kilos menos. Sonrió. Se fue a dormir antes de que llegaran los demás. Cuarto día, sí. Aunque el plan era sólo tres. No hubo vómitos y eso la sorprendió. Nunca antes había durado tanto tiempo en ayunas. La energía no le resistió, estaba viva pero su cuerpo muerto. Sintió que en cualquier momento iba a desmayarse y no quería hacerlo en la vía pública. Tomar agua no la hacía sentir mejor. Ya tenía aliento a desnutrición y hueco estomacal. Tenía náuseas pero... ¿qué iba a vomitar? 89 horas y 15 minutos, interrumpidos por una pastilla de naranja (11 calorías). Después de un rato acostada con las piernas hacia arriba, corrió al baño. Vómito cósmico 2. Líquido verde. Tal vez matecocido con edulcorante, o té, café, o Coca- Cola light mezclada con jugos gástricos. El malestar era cada vez mayor, y ella sabía que tenía cosas que hacer aún, así que decidió, 45 minutos después, comer un trozo (4 centímetros) de turrón de maní (16 calorías). Se siente muy mal, pero nunca se desmayó por inanición. ¿Qué se sentirá? ¿Fortaleza o debilidad? ¿Poder o ausencia? 

domingo, 26 de octubre de 2014

Libertad *

 Te doy mi cuerpo, mi paz.
 Te doy todo lo que esté a mi alcance.
 Te doy mis horas, mi azar.
 Te doy todo lo que pueda darte.

 Te doy mi sangre, mis palabras.
 Te doy mi historia para que te abras.
 Te doy mis alas, te doy mis sueños.
 Te doy mi mundo, te doy mis cuentos.

 Te doy mis besos, no te alejes.
 Te doy mi mano, no me sueltes.
 Te doy mi abrazo, soltá las cadenas.
 Te doy mi vida, desatá las cuerdas.











                                                                 Doy todo por tu libertad.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Neverland*

Nunca voy a ser tan real como ella.
Nunca voy a ser lo suficientemente verdadera.
Nunca va a alcanzar.
Nunca voy a ser tan talentosa, ni tan tierna, ni tan inteligente.
Nunca voy a tener secretos que alguien quiera escuchar, porque a nadie le importan.
Nunca voy a ser tan interesante.
Nunca voy a ser tan importante.
Nunca se van a preocupar tanto por mí, porque nunca voy a valer tanto la pena.

lunes, 13 de octubre de 2014

Fuck it*

 No me dejes morir así, no me dejes caer en la trampa.
 Una angustia me oprimía el pecho, y los sollozos parecían ser de otra persona. La casa estaba vacía y los gritos que escondían palabras retumbaban en el enorme silencio. Nunca me había sentido tan triste como para no poder expresar con palabras lo que me pasaba. Nunca antes me había quedado sin palabras.
 Ya estoy demasiado involucrada, ya no hay vuelta atrás. No puedo dejarla sola (se siente sola). No sé cómo abrirle los ojos, cómo ayudarla. No sé cómo hacer que su dolor se aliviane, cómo hacer que vuelva a sonreír. No sé cómo hacerle entender que todo tiene su razón y que muchos de sus actos no suceden porque sí. 
 Sé que está perdida, y que tiene mucha más fuerza de la que cree para no hundirse (nos). Se está ahogando y no lo quiere evitar (¿para qué? ¿no será mucho esfuerzo?). No quiero que se ahogue (no sé qué hacer). Quiero poder sostenerla (ni siquiera puedo sostenerme a mí misma). Necesito que confíe en mí (pero ni siquiera puede confiar en ella misma). Yo quiero salvarla (no la merezco). Yo puedo salvarla (ni siquiera puedo conmigo misma). 
Algún día las voces de su cabeza se van a callar, y yo voy a estar ahí.

sábado, 27 de septiembre de 2014

La pasión*

 Quiero hablar acerca de la sensación que dejan dentro las pasiones. Ese cosquilleo, esa especie de excitación por lo que uno ama, es realmente maravilloso. Es algo mágico porque no es una de esas sensaciones que uno elige sentir, sino que simplemente llegan y son incontrolables. Inundan el alma, el cuerpo, todo nuestro interior e irradian energía. 
 Es algo totalmente abstracto, pero también es completamente real. Es el brillo en los ojos, la mirada profunda y sincera que transporta tiempo y espacio, es el nudo en la panza cuando te enterás que le gustás a la persona que te gusta, es el primer beso, es la sensación que te genera rozar la piel de tu pareja cuando le das la mano.
 Son sensaciones inigualables, es la inspiración misma, es el impulso que nos hace creer que nuestro sueño es tan único que puede volverse realidad, la pasión es lo que nos mueve, lo que nos mantiene vivos.

domingo, 31 de agosto de 2014

Mágico*


 A veces la vida toma un rumbo inesperado y todo lo que pasaba, se transforma. De repente, un giro de 360 grados y todo cambió. Lo que odiabas empieza a parecerte algo normal, empezás a aceptar y a aceptarte. De repente entendés que no importa lo que piensen los demás, que importa lo que pensás vos. Y cuando aclarás todas tus mierdas, aparece una persona que te hace sentir todo eso que nadie nunca te hizo sentir, y volvés a creer en un montón de cosas. Tal vez, todo estaba planeado. Tal vez, sólo es que le tengo miedo a lo que es perfecto





miércoles, 27 de agosto de 2014

 ¿Cuál es la diferencia entre un te quiero y un te amo? ¿Cuándo cambia eso? ¿Cómo darse cuenta? ¿Qué es lo que diferencia una relación de un noviazgo? ¿Qué tanto peso tiene el título?

sábado, 16 de agosto de 2014

Un viaje por mi psicología*

 No soy de la clase de personas a las que le gusta ventilar del todo su intimidad, y mucho menos lo que realmente pasa por mi cabeza. Al blog lo utilizo para inspiraciones matutinas, temas en concreto o hasta quizás cosas que, en base a sentimientos o situaciones cercanas a mí, pueden llegar a identificar a mis (pocos o muchos) lectores. 
 Hoy va a ser la excepción, porque decidí canalizar algo que me pasa, aún sabiendo que a usted, querido lector, le chupa bien un huevo mi psicología.
 Logré que muchas personas se abran conmigo, personas que nunca antes lo habían hecho con nadie, personas que se han y han ocultado cosas durante mucho tiempo. El ser humano tiene extraños mecanismos de defensa
 No sé cómo, no sé por qué, pero de algún modo la gente confía en mí, y como twitteé el otro día: terminan contándome secretos que nadie más sabe.
 Una vez me dijeron que cambiaba lo que no me gustaba de las personas, que de alguna forma lograba penetrar en la psicología de los demás con un perfil dulce, como una "psicóloga encubierta" (sí, esas fueron las palabras). 
En cierto punto, es verdad. Cambio a las personas. No. En realidad ellas cambian solas. Gracias a mí.
 Mi punto de vista es que sólo quiero que las personas encuentren ése click para ser felices. Muchas de esas personas pueden serlo, pero tienen trabas psicológicas. En general, son de esas personas que se niegan a ir a terapia, las obligan, no les gusta o no se abren. Son personas que hasta quizás tuvieron una vida de mierda y ella misma las obligó a utilizar esos mecanismos. Sólo me gustaría lograr en otros lo que terapia logró conmigo lo que dejé que terapia logre conmigo. Quiero que entiendan lo que yo entiendo sola, porque yo me auto-analizo todo el tiempo.
 La mayoría de la gente a la que cambié, en realidad, que cambiaron solas gracias a "mi ayuda", me dejó sola. Porque pudieron ser felices y no me necesitaron más, y tampoco decidieron compartirlo conmigo. Pero aún así, siempre termino haciéndolo. Cada vez que aparece alguien nuevo, alguien tóxico, necesito hacerlo, como si fuera una misión, mi misión. Es extraño.
 "No vas a lograrlo, esa persona es demasiado cerrada" y BOOM: Psicoanálisis. Logré que se abra. Uno más.
 "¿Por qué no estudiás psicología? Tenés un don" 
  Pero no, no tengo ningún don. Sólo quiero que la gente encuentre las herramientas para ser feliz. ¿Por qué? No tengo idea. Ahora mismo estoy sonando como una Cupido del auto-control y el equilibrio emocional, qué patético.
Sólo creo que no sirve de nada no abrirse, que es lindo tener a alguien con quién abrirse como nunca tuve yo (o no quise ver). Y es egocéntrico, pero me gusta cuando veo los resultados. 
Sólo quiero que no pasen por lo mismo que yo, que se den cuenta de las cosas, que se conozcan, que ENTIENDAN. ¿Saben lo importante que es eso? ¿Lo maravilloso y profundo que puede llegar a ser? Aceptar un problema, afrontarlo y solucionarlo, antecede a la libertad, ¿alguna vez lo vivieron? Es la situación más gratificante del mundo. Y cuando sos libre, entendés. Y al enenderte, podés entender a los demás. Es... mágico.
 Duele, sí. Duele sacar a relucir el pasado, duele revolver mierda, pero el resultado, uff, vale la pena. Creo que no lo entendés hasta que no te pasa.
 Cuando yo decidí que mi vida no daba para más, empecé ir a terapia y fui con un sólo problema: una persona (mi amor insuperable*). Quería solucionarlo y ya. Pero no. Una mierda trajo a la otra y de repente sentí como una bola enorme me pasaba por encima y me pisoteaba hasta dejarme sin ganas de vivir. Empecé a reconocer mierdas que ni siquiera sabía que existían, que les había quitado peso, importancia, que había olvidado, arrinconado, resignado, negado. Hace poco la vida me hizo un click y todo desapareció, me sentí libre por primera vez en mi vida.
 Y me equivoqué mucho, me equivoqué TANTO en la vida... Cambié muchísimo, y sigo teniendo problemas, siempre voy a tenerlos, es tan humano como respirar, pero soy un alma libre
Y sí, busco que los demás lo sean. Aunque eso me afecte, y me consuma la energía, no lo sé.
 Nunca hablo sobre mí. Antes era de esas personas que comparten todo su pasado con lujo de detalle. Pero después entendí que aunque eso formó y forma parte de mí, tenía que dejar de hablar de lo que fui y empezar a ser yo, hoy. 
 No soy una persona maravillosa, y definitivamente no soy la Cupido del equilibrio emocional. Sólo soy una persona que tiene las cosas claras y entiende. No soy inteligente, ni creativa, ni buena, sólo soy lo que quedó de mí y estoy orgullosa de eso. Porque sé mi pasado y sé lo que me costó esta libertad.

sábado, 9 de agosto de 2014

El primer beso*

 Quizás haya pasado demasiado tiempo, pero me sorprende no recordar una sensación así. O quizás, realmente nunca antes había sentido algo tan hermoso al besar a alguien. 
 Esa perfección, ese pensamiento de "no creo que esto me esté pasando", esa emoción, esa magia.
 De repente, quise que el tiempo frenara y quedarme en ese momento para siempre
 De repente, sentí que era completamente feliz y no importaba nada más.






martes, 29 de julio de 2014

+19

Ésta soy yo: Dinora (en albanés: que trae la luz). Tengo 19 años y mido 1.53 metros. Tengo complejos con mi peso, sino también diría cuánto peso. Soy leonina, egocéntrica hasta la médula.
Ésta soy yo, con un nuevo look. Ahora soy colorada y me hago la mala. Me hice un piercing en la naríz.
Así soy yo, rebelde sin causa, aunque también soy una adolescente melodramática. Lloro por todo y tengo escalofríos cada vez que me siento feliz.
Uso lentes de contacto. Odio cómo me quedan los anteojos, pero no veo. Tengo los ojos celestes y son demasiado expresivos, no puedo mentir con la mirada, pero sé mentir muy bien.
Me hago la madura pero sigo siendo una nena. Digo que quiero ser mamá jóven y sigo durmiendo con sábanas de Princesas y abrazada a un peluche que me regalaron recientemente. Mi vida es una contradicción, pero estoy aprendiendo a vivir con eso. Amo muchas cosas y odio otras tantas. 
Tengo una cintura de 60 cm. y una piernas de chanchito que odio. Ésta soy yo realmente. Me encanta sacarme fotos, los vestidos a la cintura y sacarme fotos semi desnuda.
Ésta soy yo..
Y me amo.

lunes, 28 de julio de 2014

Entender*

 Entender a otro es casi tan gratificante como entenderse a uno mismo. Es una sensación de placer incomparable: de repente se te hace un click y todo lo que parecía ser tan oscuro y confuso, se ve tan claro...
 Entender es también un poco ponerse en el lugar del otro, hablar desde la experiencia.
 Entender es algo mágico, es saber lo que el otro piensa aunque no lo diga (aunque no pueda decirlo o aunque no quiera decirlo). Es saber que detrás de una máscara, un disfraz, o un caparazón, se encuentra una persona sola e indefensa llena de miedos.
 Entender es saber por qué una persona (o nosotros mismos) actuamos así. 
 Entender es saber que todo lo que hacemos es por algo que sentimos o por algo que decidimos ocultar.
 Entender es una sensación demasiado extraña para ser explicada con palabras.

viernes, 25 de julio de 2014

Me desperté y pienso en vos.
Me sirvo un té y pienso en vos.
Si sigo así, voy a perder la razón.
El día se va y pienso en vos.
No me llamás y pienso en vos.
Si sigo así, voy a perder la razón.
Se esconde el Sol y pienso en vos.





Ya perdí la razón.

sábado, 19 de julio de 2014

Libertad: un aroma a cambio*

 Huelo a cambio, y no es casualidad cuando faltan exactamente diez días para mi cumpleaños. Me dí cuenta de que me estoy convirtiendo en una triste adulto y no voy a permitirlo, aún me queda adolescencia, ¡lo sé!
 Estoy tomando decisiones importantes, me siento fuerte, segura. Dí pasos que nunca imaginé que iba a poder dar, me desprendí de cosas que pensé que se quedarían conmigo para siempre, me estoy encontrando.
 Se que con el nuevo año de vida van a venir cosas buenas, siempre y cuando le ponga ganas.
 Me siento mejor, como si el alma se me hubiese llenado de repente, como... libre. Libertad, esa es la descripción perfectaLibre porque entendí que no puedo ser la responsable de todo ni de todos. Libre porque puedo SENTIR sin estar atada.
 Como ayer, que sentí que el mundo se me venía abajo, estaba llena de tristeza y frustración, tenía un vacío que no sólo no se iba, sino que también me torturaba. Me acosté en un banco de mi plaza favorita, mirando el cielo. El movimiento de las nubes me mareaba y empecé a llorar, porque no quería eso para mi vida. Y permitirte sentir, es algo que te hace libre.
 Libre como hoy, que se me llenó el corazón de sueños pasando por la Avenida Corrientes, una calle que considero mágica, llena de luces que me dejan una sensación hermosa. Hay pocas cosas más hermosas que un sábado a la noche en Buenos Aires. 
 Me siento plena y libre porque ya no hay más etiquetas, porque soy solo yo (¡al fin!), porque no me importa nada más que ser lo que quiero ser. Y entiendo que a veces puedo ser melodramática y a veces me pinta la rebeldía, que aprendí a ser y estar lo que debo ser y en donde debo estar, pero ya no me preocupa. Sólo quiero y deseo disfrutar, de todo. Eso me hace feliz. 
 Y la felicidad no es un fin, sino un medio, lo entendí. Entendí que no es un amor, una acción, o una cosa que pase lo que puede hacerme feliz. Sino yo. Yo con un amor, yo dando amor, yo en una acción, yo decidiendo qué pase.
 A veces hay que tocar fondo para entender por qué vivimos, para volver a sentirnos vivos.

miércoles, 16 de julio de 2014

La Luna*

 Me pregunto si la Luna no se sentirá sola. Está ahí, en su lugar, cumpliendo su rol para ser reemplazada por otro. 
 Me pregunto si a la Luna le gustará ser como es. Con todo su brillo, con toda su luz, con toda su soledad. Quizás le gustaría mejor ser un gatito, o tal vez, ni existir.
 Me pregunto si a la Luna le molestará que no nos demos cuenta cuando ella desaparece. Porque lo hace con sigilo, despacito. Y de repente, es reemplazada y nosotros decimos "uy, ya se hizo de día".
 No sentimos su abandono, es casi imperceptible. Pero ella trabaja despacito, para abandonarnos todos los días, bah, todas las noches.
 Me pregunto si le dolerá. Está tan sola... Allí, en el medio de la nada (o en el medio de todo), sola, iluminando, alejándose, pensando en que se va a ir sin que nadie se preocupe por ella.
 Me pregunto si querrá que alguien la salve. Está en la Oscuridad, pobre Luna.
 ¿Se sentirá amada?


NO DINORA, LAS LUNAS NO TIENEN SENTIMIENTOS.
 

domingo, 13 de julio de 2014

Vómito verbal*

No puedes cambiar a alguien sin destruír lo que fue.
Aún peor, es creer que podés cambiar a alguien
¿Por qué? ¿quién te da ése poder? ¿quién sos para hacerlo? ¿quién te creés que sos para poder hacerlo?
No podés darle felicidad a quien no la quiere.
No podés intentar entrar en la vida de alguien que no quiere compartirla con vos.
No podés querer llamar la atención de alguien que necesita esa atención.
No podés hacer feliz a otro si no sos feliz.
No podés hacer vivir a alguien que quiere morir, ni dar ganas de vivir si no las tenés.
No se puede, todo es no. 
No se puede aguantar, no se puede fingir, ¡no más! ¡no se puede más!
Desespera, ahoga, aprieta, duele... Sobre todo duele. Hiere, mata de a poquito, pero no le importa.
Nada le importa.
¿Y por qué le importaría? ¿Quién soy yo para que le importe? Nadie. No soy nadie.











NADA ME AFECTA.

Oh wow, lovely*


domingo, 6 de julio de 2014

*

¿Por qué me siento así.. tan mal, así?
¿Qué es lo que me impide ser feliz?
Y es que no estoy lista para resignarme, no quiero entregar mi vida, ni frustrarme
Tengo sueños que quiero alcanzar, quiero vivir mi vida, paso a paso. No, no es así. 
Quiero quererte, quiero tenerte y abrazarte. Y es que... tengo miedo.
Así no lo planeé, salió muy mal. Venía todo bien y ahora cambió, nunca imaginé que podía perder. No sé si podré...
Tengo sueños que quiero alcanzar, quiero vivir mi vida, quiero tenerte, ¡quiero tenerte! (paso a paso).
Quiero tenerte, quiero tenerte, quiero cuidarte y abrazarte. Quiero perderme en tu mirada, quiero perderme embobada. Quiero la realidad
Me apena, me asusta, que miedo da.

lunes, 30 de junio de 2014

Una buena defición de mí misma*

 Soy una persona egoísta en búsqueda de su estabilidad emocional, nada más. No pongamos más adjetivos ni busquemos más justificaciones. Seamos claros y concretos. Soy auto-suficiente y un poco depresiva. Le tengo miedo al fracaso y a no tener secretos, pero mi miedo más grande es quedarme sola, aunque siempre decidí estar sola

miércoles, 18 de junio de 2014

Chau*

Estábamos los dos mirando el mar, cuando la tarde moría como moría lo nuestro (juro que no lo sabía). Miré para mi derecha, vi que desaparecíasGrité con todas mis fuerzas y noté que no me oías. Me quedé toda la noche en la arena, intenté que algo valiera la pena. 
No puedo conseguir, cambiar ni corregir lo que me corre en las venas. Corazón, hoy no dejes de latir. Te alejaste un día, ahora decidiste venirHa pasado más de un año y vos no estás¿por qué habría de creerteHubiera dado la vida y mucho más por sólo volver a verte. No podría darme el lujo de ceder ante tu llanto, no pienso abrir las heridas de haberte querido tanto. Escuché pero deje que se fuera, recordé todo lo libre que era
... te alejaste un día, ahora decidiste venir. Chau.

martes, 17 de junio de 2014

Reencuentro*

 Cuando vi la luz al final de este túnel tortuoso, creí que a partir de ese momento todo se convertiría en libertad. Esa sensación inigualable de equilibrio emocional en el que pocas veces me encuentro. Porque después de algo así, debería sentir menos peso, menos carga.
 Cuando uno aclara cosas y puede desprenderse del pasado, ve la luz. Porque hay proyectos nuevos, porque uno crece y su pensamiento cambia, porque se da cuenta de muchas cosas y empieza a querer y poder dejar ir, así uno ve la luz. 
 Una luz que se anhela desde lo lejos, desesperadamente, porque queremos alejarnos de una vez por todas de ese dolor que sigue ahí y no nos deja ver más allá, que no nos deja avanzar.
 Pero el pasado insiste en ahogarme, en hundirme, como si al fin y al cabo eso sea lo único seguro en mí.  

miércoles, 11 de junio de 2014

Un punto de vista sobre el amor (cadena de enamoramiento)*

 Todos tenemos un amor que nos cagó la vida, pero que al mismo tiempo guardamos como un tierno cofre de lindos recuerdos.
 ¿Cómo podemos pretender que alguien nos ame por completo cuando estamos amando a otra persona (a la que sentimos parte de nosotros)? 
 Todos tenemos un amor de la vida, al que tratamos de olvidar, por quien aún se nos caen, de vez en cuando, algunas lágrimas, a quien recordamos con una sonrisa y hasta quizás, por qué no, un deje de esperanza de un probable regreso. 
 Sería egoísta recluír el amor para alguien solo, cuando seguimos enamorados de alguien más. No podemos pedir una total entrega a alguien que probablemente esté amando a otra persona en lo más profundo de su alma.
 Creo que lo lindo y mágico de compartir amor, es justamente eso: compartir. Y quizás por eso yo nunca pude estar con alguien de verdad, porque no encontré quién quiera escuchar y entender mi punto de vista.
 Al fin y al cabo, todos somos unos fracasados intentando olvidar a alguien más. Y aunque no soy partidaria del "un clavo saca a otro clavo" , estoy a favor de aceptar las realidades sentimentales de cada quién y entender que amo a alguien y no sé si algún día voy a dejar de hacerlo, aunque la historia esté cerrada y todo esté claro, aunque ese amor me permita también amar a alguien nuevo (y hasta enamorarme) que también esté enamorado de alguien más.
 A veces da miedo saber que no podemos entregarnos a otro, tememos herirlo como nos hirieron a nosotros. Da miedo volver a confiar en alguien cuando nos desilusionaron. Da miedo volver a amar, pero al mismo tiempo nunca dejamos de hacerlo.

sábado, 7 de junio de 2014

Diván*

El diván no es un mueble de decoración.  Esta aclaración obvia no la es tal cuando uno escucha a colegas que están tan preocupados por el tipo o estilo de diván que van a poner en su consultorio. Incluso, por extensión metafórica, llamamos diván a una cama; y –como decía Lacan- mejor tener una cama porque se trata de “problemas de cama”…  Por lo tanto el diván requiere de cierta muñeca del analista.Hay pacientes que no quieren usarlo nunca; y otros lo piden en la primera entrevista.  De estos últimos son de los que hay que estar más advertidos; porque responder a esa demanda puede ser muy iatrogénico; por más que uno sepa que ese paciente ya hizo diván con otros analistas. El analista no trabaja con el saber del otro; ni del otro analista ni de un médico.  Debe escuchar a cada paciente como si fuese la primera vez; aunque ese paciente estuviese hace años en análisis.No nos va a sorprender que un paciente que dice haber tenido muchos análisis previos con diván; y que pida el diván en la primer entrevista; después de dos o tres entrevistas previas comience a faltar o a desplegar resistencias típicas de todo neurótico. Particularmente yo no ofrezco el diván si no estoy bastante convencido de que el analizante quiere laburar de verdad.  Y esto es un tema; porque un pedido de análisis es, ante todo, una demanda de amor.  Es decir entonces que el analizante –en un principio- está ahí para ser amado, no para hacer análisis. Y si es neurótico entonces es como un niño que pide los brazos.  ¿Y, entonces, cómo vamos a recostar a un niño? ¿Cómo vamos a privar de la mirada nuestra a alguien que necesita no sólo ser escuchado, sino ser mirado?  Es un punto delicado saber cuándo el paciente está en condiciones de prescindir de la mirada del Otro. Y también es un tema delicado hacer un diagnóstico de estructura.Analistas que se estereotipan llevando a todos los pacientes a diván en tres o cuatro encuentros; realmente están cometiendo una atrocidad. Y esto no sólo se hacía en una época muy lacaniana en Argentina, sino que se sigue haciendo aún. El psicoanálisis es –por definición- el caso por caso.  Es como decir: “a ningún paciente beso, a todos les doy la mano…”-  Decir “ningún”, decir “todos” es ya no hacer psicoanálisis: eso es estadística pura.A veces en los controles se escucha que el analista dio un pase a diván sin saber ni cuándo ni porqué lo hizo.  Contar un sueño, asociar un fallido, llegar puntual a la consulta, no es un principio de pase a diván.  Eso es quedarse en el registro simbólico-imaginario.  Hay que ver el real de cada caso.  He conocido psiquiatras que trabajan con diván sin siquiera ser analistas a los que le he preguntado cómo llevan al paciente al diván y me han contestado: “lo llevo… después de algunos encuentros…” Bue… una escala zoológica bastante amplia.Por otro lado, no hacer el pasaje a diván porque el paciente no quiere es también otro tema delicado.  Hay analistas que dan el pase a diván sin previo aviso. Yo no hago eso. Más bien invito al paciente al diván una sesión antes; para estudiar la reacción o los comentarios posibles.  Si bien a veces puedo llegar a ofrecerlo sin discutirlo; tampoco puedo obligar a un paciente a volar en avión si tiene fobia a las alturas… Es, como siempre, el caso por caso. A veces –y esto también se escucha en los colegas- se tiene el paciente en diván pero no hay análisis en absoluto; y a veces se está analizando muy bien sin la utilización del diván.  “Analizar bien” es un tema a discutir pero básicamente quiere decir: el paciente hace algo con el goce que lo perturba.




Si, pasé al diván. 
 

jueves, 5 de junio de 2014

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Me siento feliz, porque me sentí muy triste.
Estoy contenta, siento que renací.
Siento que al final de todo, todos somos un poco ése ave fénix.
Me siento llena, plena, enérgica, y soñadora como siempre.
Entendí que la vida va a estar llena de gente de mierda, de situaciones de mierda, y de mierda misma, ¡y le sonrío a eso! Porque después de la tormenta, evidentemente sale el sol.
Feliz de poder escuchar música, de poder bailar, de poder sentir, y sobre todo de poder amar, porque el amor es inagotable (¿y saben? es la fuerza más poderosa del mundo ♥)

martes, 3 de junio de 2014

Lloro porque no me siento bien. Lloro porque estoy harta de aguantar, de reprimir. Lloro porque no sé cómo actuar, porque todo esto me hace mal y no sé cómo hacer para que deje de ser así. Lloro porque estoy cansada y no puedo revertirlo. Lloro porque es lo único que puedo hacer.

domingo, 1 de junio de 2014

Me gustan los vampiros.
Me gusta la sangre, el frío, la nieve, la piel blanca.
Me gusta ver la sangre correr en la piel blanca, cómo duele, cómo arde.
Quizás soy yo a quien hay que culpar.

jueves, 22 de mayo de 2014

Rearmarse*

 La vida es un cambio constante. Pero es un cambio al que estamos acostumbrados, porque es casi imperceptible. Es un cambio que se adapta a nuestras rutinas, a nuestras estructuras.
 A veces el cambio da miedo, y el miedo, como digo siempre, paraliza. ¿Por qué tenemos tanto miedo a lo distinto? Si al fin y al cabo.. es normal. *En este caso, vamos a tomar la palabra normal como algo común a todas las personas, porque la normalidad sería un debate para otra entrada*
 Tenemos miedo a lo desconocido, tenemos miedo a tener miedo, a sentirnos perdidos, a no saber qué hacer, porque claro, nos gusta tenernos controlados.
 Pero sobre todo, tenemos miedo de no poder rearmarnos. Porque podemos arriesgar, tirarnos a la pileta, apostar, pero... si perdemos, si la pileta estaba vacía, si nada es como esperábamos, tenemos que rearmar la historia. Y el cambio ya se produjo y se verá qué se hace con el presente. Pero es eso, o quedarse con la duda del qué hubiera sido. 
 Es difícil, porque a veces las cosas duelen. Duele enfrentarse con uno mismo mucho más de lo que creemos, porque nos subestimamos todo el tiempo.
 Aunque insistimos con cerrar historias, cambiar de página, siempre da miedo soltar, soltar ese pasado, esa angustia, esa persona que sí, es parte de nosotros.

domingo, 11 de mayo de 2014

Confusiones*

"¿Qué es para vos la confusión?" me preguntó mi psicóloga. Me quedé en silencio unos segundos, a veces sólo pienso que no sé nada sobre la vida y me siento ahí, en ese sillón, sólo porque es miércoles a la mañana y me toca ir. "La confusión es una transición" respondí al fin, y me quedé pensando...
 Así resuelvo mis terapias. Hablamos de algo, y lo que más me queda es mi pensamiento de la semana, que generalmente canalizo en el blog. Pues aquí estamos: confusión, entonces. Abramos el debate. 

 Todo en mi vida es claro. Armar rutinas, planificar cosas (e incluso vida), llenar la agenda y calcular horarios son algunas de mis actividades más usuales. Pero sin embargo, puedo decir que soy una persona llena de confusiones, principalmente lo resuelvo y resumo diciendo que soy una persona muy contradictoria que tiene un choque de discursos totalmente distintos que siente como propios, y eso ya complica las cosas.
 En materia del amor es donde más me confundo. Siempre. Todo el tiempo. Pero... la confusión es una transición, pasa. Como todo, pasa. Pasa porque tengo esa capacidad de pasar en limpio y dejarme todo claro. Sí, dejarme porque es a mí misma. Dejar de estar confundidos es una decisión, es aceptar esa confusión como la transición que es, y decidir. Si me arriesgo o no. Y la confusión se va.
 Suena lindo, suena decente, suena estructurado. ¿Es tan fácil?

domingo, 20 de abril de 2014

Running in circles*

 Me dí cuenta de que aunque tenga todo el tiempo del mundo, nunca voy a relajarme. Y tampoco nunca voy a ser lo que quiero ser. 
 Les juro que son cosas que intento cambiar, pero no puedo, me rindo porque no puedo resistir. A veces desisto con el cuerpo, otras con la mente, pero al fin y al cabo, nunca lo logro. Nada logro.
 Me analizo constantemente, casi como lo hago con los demás, me pregunto a mí misma, acciono, pienso, concluyo, pero no hay nada que me dé esas explicaciones que necesito. No hay nada que me dé la solución. Sé el por qué de mis acciones, sus causas, sus consecuencias, pero no sé cómo solucionar esta negación evidente que hay en mí.
 Es extraño conocerme tanto a mí misma, saber que me encasillo en mi planificación perfecta de vida, aún sabiendo que es poco probable que ocurra, y aunque eso no me haga feliz, y es una presión que yo misma me auto impuse quién sabe cuándo, pero de la cuál no me pude ni puedo desligar.
 Cada vez me conozco más, cada vez sé más sobre mí, identifico mi angustia, la huelo, la siento, la sobre paso. Y sin embargo, siento como si tuviera todos los pasos para solucionarlo y algo me frena.
 ¿Qué es ese algo? ¿Por qué me ahoga tanto? ¿Por qué no puedo liberarme de mí misma? Si hasta puedo aceptar las cosas que sé que no quiero aceptar (y sé el por qué) Siento como si corriera en círculos.
 Y siempre está ese maldito obstáculo que no me deja avanzar, que me frena, que no me permite correr por esa felicidad que ansío, por esa felicidad que de vez en cuando deseo con tantas fuerzas que llego a hacer cosas idiotas como escribirme mensajes con buena energía para intentar que eso no me invada de nuevo. Pero siempre aparece, y siempre me vence.
 Llegué a pensar que todo lo corporal que me está pasando últimamente (malo, por supuesto) tenía que ver con esto. No es tan disparatado, pero no sé si es corporal y psicológico, sólo psicológico, quizás solo corporal. No sé qué es. Pero me hace mal, me hace sufrir, me hace no disfrutar.
 Me hace pensar que nada de esto es real, que mis sueños no son tan profundos después de todo, que no voy a lograr nada, que no merezco nada, que no tengo nada, que no soy nada.
 ¿Cómo hago para no permitirlo? 
 ¿Cómo hago para terminar con esto?

viernes, 14 de marzo de 2014

Abanderar(se) pensamientos*

  Considero que en muchas oportunidades nos sometemos a juicios innecesarios. Y todo como consecuencia de una exposición que decidimos tener, o que quizás un poco la época, la generación, las tecnologías y demás, nos obligan a tener. Una década en la que tendemos a compartir información de nuestras vidas, de nuestros modos y costumbres, sin necesidad alguna. Pero sin embargo, si no lo hiciéramos estaríamos fuera de órbita.
  Y en ese mar de opiniones y miradas ajenas aparece un poco lo que es el prejuicio o no, los acuerdos o desacuerdos, las mentiras y verdades, que también creo que viene por el lado del qué dirán y la importancia que cada uno le da a eso.
  En cierto punto, cada uno se apropia de sus ideales y quiere compartirlos, y hasta quizás convencer al otro de que lo pensado es lo correcto. No sé si es sano, es de cierta forma, es estar dependiendo del pensamiento del otro, de la opinión, de saber que lo que compartimos y exteriorizamos con el mundo es algo certero y seguro, sin posibilidad de duda, y nos agarramos a eso.
 Siento como si tuviéramos la necesidad de aparentar algo que en realidad, sí somos, porque no lo mentimos, pero recubierto con un montón de pretextos y decoraciones para tener un fundamento o base por si, quizás, alguna vez, haya probabilidades de que... alguien nos critique. Siento que tenemos la necesidad de mostrar.
  Siempre va a haber gente que juzgue la vida de lo demás. Me pregunto cómo sería nuestra vida si nadie se metiera, si nunca juzgáramos ni supiéramos lo que hace el otro. Es algo loco pensarlo, por la era tecnológica en la que estamos y demás, pero puede que sea un poco más sano dejar de lado esas cosas.
  Sin embargo, hay gente a la que le gusta ese tipo de exposición... exagerado. Aquellas personas que en realidad se abanderan con sus pensamientos, que salen a contar y a decir lo que piensan y hacen, porque puede que estén orgullosas (y no lo juzgo).
  Y hablo de todo tipo de pensamientos: políticos, con sus enlaces en Facebook que abren polémica entre los amigos y discusiones incesantes; religiosos, con sus costumbres y marchas en contra de..., a favor de..., cadenas de oraciones y demás; la comunidad gay, que se abandera literalmente y marchan orgullosos por sus sentimientos y los derechos que poco a poco van tomando una importancia merecida; entre otros.
  Pero dentro de todas estas clases de personas que ejemplifiqué, aunque estoy segura de que existen miles de situaciones más, están las personas que aunque son parte de ese pensamiento deciden guardarlos para sí. Digo, no hace falta abrir debate de política aunque seas partidario un grupo en particular. O hay religiosos que van a misa todos los domingos y no ven necesario andar contando nada, y simplemente viven con esa relación Dios/persona. Y supongo que también es el caso de las personas homosexuales, que no sienten esa necesidad de contarlo, decirlo, marcharlo, sino que simplemente aman.
  Si se tiene en claro lo que se piensa, a partir de ahí decidís exteriorizar o no. No me parece mal que la gente exponga su vida privada y tampoco me parece mal la gente que se la reserva, porque básicamente cada uno hace lo que quiere con su vida. Sin embargo, hoy estoy acá escribiendo esto, porque estoy en esa transición en la que no sé si estoy segura de lo que pienso, y si bien puedo ´abanderarme´ con ciertas cosas, otras están ahí, esperando dubitativas.
  No debería importarme, y sin embargo está esa contradicción de la exposición y la intimidad que en estos últimos años se ubica en una fina línea que las separa. Una contradicción que me resulta extraña, que me desconcierta, el ser parte de un pensamiento, de un sentimiento, de algo que tomás como propio, y sin embargo no contarlo, no comunicarlo. Quizás sea miedo, quizás sea el prejuicio y el qué dirán, quizás porque en realidad no se está tan seguro, quizás porque realmente no te interesa exteriorizar. Me parece que lo importante es empezar a valorar esa simpleza de la que hablaba antes, ¿no? Y saber que si nos abanderamos a un pensamiento, puede que eso cambie, porque la vida nos va llevando por distintos lados, la vida es un cambio constante. Y lo que consideraba malo ahora es bueno, o lo que nunca creía que iba a pasar por mi cabeza está pasando. Lo tomo un poco como el lado reflexivo y en parte de aceptación. Hoy siento esto, me pasa esto, y me abandero a esto exponiéndolo o no, sabiendo que en cualquier momento eso puede cambiar como la vida misma.

jueves, 6 de marzo de 2014

Aquí y ahora*

 ¿Qué es lo que quiero? ¿Qué es lo que necesito? Más allá de los planes, de lo certero, de lo absurdo, de lo mágico y de lo abstracto, ¿qué es lo que quiero hoy
 Me dí cuenta de que vivo la vida pensando en el futuro, que perdí muchísimo tiempo pensando en no perder tiempo. Yo sé por qué fue y por qué tengo esa necesidad de tener todo planeado, de hecho sostengo que somos como somos por una causa y eso lleva a una consecuencia, pero no viene al caso.
 A lo que voy es que me pasé la vida pensando en cómo no perder tiempo en lugar de actuar. Estoy llena de miedos, y quizás sea normal, pero tengo miedo de disfrutar lo que me pasa hoy, aquí y ahora. Miedo a lo que puedan decir los demás, miedo a equivocarme, pero sobre todo, miedo a arrepentirme.
 Me paso la vida pensando en cómo se solucionarían mis miedos, en cómo actuaría si enfrentara lo que realmente me pasa, creyendo que todo va a solucionarse el día que llegue la persona indicada que me ame y me saque de este lugar en el que estoy.
 Quizás por eso mi complejo con las Princesas, ellas no hacen nada, y de repente llega alguien y las pone en el lugar que necesitaban. Y yo, más allá de que tengo presente que el Príncipe Azul realmente no existe, y después de pensar mucho (y de que alguien me abriera los ojos a la fuerza), me dí cuenta de que sí, que estoy esperando que otro me salve en lugar de hacer algo por mi felicidad por mis propios medios.
 Es loco, vivo mi vida de lo que amo, tengo mucha suerte de que mi familia me apoye y me banque en lo que hago, que puedo despertarme todos los días y amar lo que hago. Y sin embargo, hay muchas veces en las que me siento desanimada, deprimida, no sé cómo llamarle a ese vacío que me ataca de vez en cuando.
 Quizás sea justamente eso, que creí toda mi vida que el vacío tenía que ser llenado por otra persona, pero la única respuesta la tengo yo, las barreras represivas* me las auto impongo yo (* hago referencia a una entrada anterior), y la felicidad está adentro mío, más allá de las presiones familiares, sociales y religiosas. El día en que pueda entender eso, voy a lograr ser feliz. 

domingo, 23 de febrero de 2014

Barreras represivas*

Cómo es la mente, ¿no? Uno se pone una auto-barrera para no sentir cosas y... sabe que si las libera las va a sentir. Represión. Creo que justamente nos ponemos ese tipo de barreras para no aceptar las cosas que sentimos. Un claro problema de aceptación. ¿Qué sentido tendría liberar esas cosas que nos provocarían problemas o dudas? Todo el tiempo estamos limitándonos a nosotros mismos, a nuestros pensamientos, a nuestros sentimientos, mientras que solemos criticar el manejo de los mismos que utiliza la sociedad como códigos, o incluso nuestros padres al mando, pero cada vez confirmo más que nuestro propio enemigo no es más que uno Al fin y al cabo, uno puede liberarse de esos límites, hacer lo que quiera cuando quiera, decir lo que siente cuando lo siente, y sin embargo hay algo adentro nuestro que está en el momento indicado para decirnos "no, no da". Y lo respetamos, no sé por qué, pero lo hacemos. También supongo que es un poco parte de los códigos mismos de la sociedad, de estar en una especie de civilización o estructura, mejor dicho, como para estar organizados de alguna forma. Si nos ponemos a imaginar un momento, si todos hiciéramos lo que quisiéramos, expresáramos opiniones o sentimientos cada vez que pensamos o sentimos, sería un poco un caos. Adentro nuestro no hay más que confusión, creo que también debe ser por eso que somos tan dependientes del auto-boicot.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Bailarines*

 Hay algo que me molesta mucho de los bailarines: el caretaje. Tenemos esa costumbre y hasta diría necesidad de mostrar nuestros logros (y me incluyo). Claros ejemplos son las fotos, no hay nadie que baile que no tenga una foto en Facebook con la pierna para arriba, abierto de piernas o típico atardecer en la playa haciendo un salto.
 Si yo fuera otra persona, me consideraría una idiota, porque francamente es una gomada, pero sin embargo se me hace inevitable hacerlo. Pienso... onda que mi mamá, odontólogo, no sube fotos sacándole un diente a sus pacientes, ni un médico publica ´acá, operanding´. Pero nosotros sí, tenemos que poner una foto haciendo un detireé porque queda lindo. O quizás lo hacemos porque sabemos todo lo que nos costó llegar a hacer esa mierda y estamos cansados de que el mundo subestime nuestra carrera, no sé, habría que analizarlo en profundidad, qué se yo, pero no me gusta eso de los bailarines, aunque siga siendo parte de la gomada.

domingo, 2 de febrero de 2014

 ¿Por qué algunas personas se empeñan por hacernos daño? ¿Será quizás que no les importamos ni siquiera lo suficiente como para saber lo que nos hace mal? Un suspiro, y no saber qué pensar, no saber cómo manejar sentimientos impotentes, que de nada sirven pero sin embargo se encargan de permanecer en nuestros cuerpos y almas.
 O quizás es el simple deseo de una persona ilusa como yo me considero, de querer ser una buena persona, e inevitablemente serlo hasta con la persona más mierda. Y en lugar de juzgar, tratar de convertir ese defecto en virtud (y cuando no se logra, de forma mágica enamorarme de ese defecto). Pero me hace mal, todo me hace mal. Tal vez lo que yo creía que le iba a doler al otro termina sólo perjudicándome a mí.
 ¿Por qué dejé que esto pasara? ¿Por qué dejé que este sentimiento se apodere de mí? No lo necesitaba.

miércoles, 22 de enero de 2014

No One Knows Who I Am*

 Creer que por fin alguien iba a conocerme. A mí, la verdadera yo, la débil que se odia, con todos sus porqués. Pero no, volví a equivocarme, otro fracaso para mi lista.
 Me pregunto si alguien, alguna vez, va a poder animarse a conocerme sin salir corriendo. No sé si estaría excusándome, pero sé perfectamente por qué entonces miento y oculto cosas, por qué no quiero mostrarme como realmente soy. No vale la pena, si al fin y al cabo, no existe ese valiente príncipe que se anime a conocerme. Y no me considero algo misterioso y emblemático, ni tan importante como para pretender que alguien quiera hacerlo, simplemente me hace mal saber que no existe la persona.
 Y cuando algo se le parece, hay otra cosa que lo arruina. Una de cal y una de arena, dicen, aunque no está siendo proporcional para mí. Quizás viva sola toda mi vida, hasta que alguien aprenda a conocerme, o tal vez yo debería aprender a dejarme conocer...

Mírame y dime quién crees que soy, por qué soy lo que soy... ¿Quién pensará sólo un poco en mí si nadie sabe quién soy?¿Seré la imagen del futuro? ¿Seré la imagen del pasado?¿Seré a quien nadie recuerde nunca? 

martes, 21 de enero de 2014

Perspectivas *

 A veces me pongo a pensar en lo grande que es el mundo, y lo insignificante que se vuelve cada una de las personas que lo habitan, y al mismo tiempo comprendo el mundo interior y enorme que cada uno lleva.  Típicas situaciones cotidianas como ir caminando por un pueblo desconocido, o un viaje en auto o en colectivo en el que uno se pone a filosofar sobre la vida mientras que apoya su rostro en el vidrio de la ventanilla, son claros ejemplos de esa grandeza insignificante. Miles de personas que están al mismo tiempo en el mismo  lugar, y sin embargo cada uno tiene sus problemas y su mundo interior. Mientras que una pareja camina de la mano sin preocupaciones, un empresario cruza la plaza con un maletín mientras mira su reloj y acelera el paso, una chica corre mientras piensa que está excedida de peso y nadie va a mirarla si no es exteriormente hermosa, una viejita está sentada en uno de los bancos dándole migas de pan a las palomas, porque lo vió en una película, y a lo lejos se ve a una mamá con sus dos hijas que al parecer comieron helado de chocolate y éste dejó bastantes rastros en sus vestidos nuevos. 
 Cada cual le pone un peso distinto a sus problemas y a su vida. Incluso hay personas que niegan sus problemas, personas que los aceptan y los quieren solucionar, o personas que los aceptan y se acostumbran a que estén. ¿Y qué forma está bien y qué forma está mal? Somos todos tan distintos... 
 Últimamente no estoy pudiendo evitar hacer un ´psicoanálisis´ con las personas con las que hablo. Las comillas están porque claramente no podría hacer un psicoanálisis cuando ni siquiera estudio psicología, pero tengo ese instinto... no sé qué onda, pero intuyo muchas cosas. Y no son intuiciones así nomás, cuando tengo la oportunidad digo lo que me parece (por más duro que sea) y le termino pegando, como se diría a lo criollo. En general duele.
 Duele hacerse cargo de cosas que uno oculta, porque los problemas derivan de cosas que uno no solucionó en su momento, o al menos, eso creo yo. Incluso la personalidad de cada uno se va dando por las cosas que ocultamos, las cosas que enfrentamos y cómo lo hacemos. Y uno, casi sin querer, casi sin notarlo, se va guardando cosas para uno, algunas buenas y otras malas. 
 Y volviendo al instinto... Siempre que veo a alguien raro, me intrigo. Raro, no es una palabra adecuada, distinto. Cuando veo a alguien distinto. Cuando veo a alguien que oculta cosas, quiero conocerlo, no en realidad para conocer esos secretos, sino para saber, entender mas bien, por qué los oculta, por qué se oculta. Tengo esa puta costumbre. De querer psicoanalizar sin ser psicoanalista, o peor, asunto reciente, querer cambiar a alguien a través de mis palabras. 
 Quizás sea porque yo tengo las cosas claras. Yo tengo problemas, tengo secretos. Algunas cosas que solucionar (que quiero solucionar, y que no quiero solucionar), y sé por qué quiero y por qué no, no sé si es porque voy a terapia o porque me conozco demasiado a mí misma. Entonces pienso y analizo mirando el ´caso´ que yo misma me autopongo del otro, ¡y es fácil! El ser humano tiene esa costumbre de dramatizar las cosas simples, y habla Drama Queen, vale aclararlo. Pero como siempre digo en terapia y pienso: cada quién le pone a su vida y a sus cosas un peso. Hay gente que se toma todo a la ligera, que todo es relax, todo es let it be, todo es felicidad, todos los problemas tienen solución. Hay quienes (me incluyo en este grupo) dramatizan demasiado, todo es negativo, todo es una mierda. Hay gente para todo, bah, pero creo que todos los grupos estamos en igualdad de condiciones. El que es pura felicidad, en el fondo oculta su debilidad y tristeza, y el que es fatalista también tendrá su causa psicológica.
 Digo, al fin y al cabo, creo que para ser felices hay que dejarnos desatar nuestras propias mierdas, como los que vamos a terapia (perdón por insistir tanto con el tema terapéutico, pero soy cual fan de terapia), porque en realidad es eso, revolver mierda hasta que encontrás qué es lo que la produjo y podés ser feliz, porque algún día ocultaste eso porque te hacía mal. Y yo tengo esa costumbre de querer que todos, como yo, revuelvan sus mierdas para ser felices, y tengo esas ganas de querer ser yo quien cambie mentes y vidas. Pero claro, después me pongo a pensar ¿quién soy yo para hacerlo? No sé, pero a veces se me vuelve incontrolable. Quizás en otra vida fui psicoanalista...