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lunes, 30 de junio de 2014

Una buena defición de mí misma*

 Soy una persona egoísta en búsqueda de su estabilidad emocional, nada más. No pongamos más adjetivos ni busquemos más justificaciones. Seamos claros y concretos. Soy auto-suficiente y un poco depresiva. Le tengo miedo al fracaso y a no tener secretos, pero mi miedo más grande es quedarme sola, aunque siempre decidí estar sola

miércoles, 18 de junio de 2014

Chau*

Estábamos los dos mirando el mar, cuando la tarde moría como moría lo nuestro (juro que no lo sabía). Miré para mi derecha, vi que desaparecíasGrité con todas mis fuerzas y noté que no me oías. Me quedé toda la noche en la arena, intenté que algo valiera la pena. 
No puedo conseguir, cambiar ni corregir lo que me corre en las venas. Corazón, hoy no dejes de latir. Te alejaste un día, ahora decidiste venirHa pasado más de un año y vos no estás¿por qué habría de creerteHubiera dado la vida y mucho más por sólo volver a verte. No podría darme el lujo de ceder ante tu llanto, no pienso abrir las heridas de haberte querido tanto. Escuché pero deje que se fuera, recordé todo lo libre que era
... te alejaste un día, ahora decidiste venir. Chau.

martes, 17 de junio de 2014

Reencuentro*

 Cuando vi la luz al final de este túnel tortuoso, creí que a partir de ese momento todo se convertiría en libertad. Esa sensación inigualable de equilibrio emocional en el que pocas veces me encuentro. Porque después de algo así, debería sentir menos peso, menos carga.
 Cuando uno aclara cosas y puede desprenderse del pasado, ve la luz. Porque hay proyectos nuevos, porque uno crece y su pensamiento cambia, porque se da cuenta de muchas cosas y empieza a querer y poder dejar ir, así uno ve la luz. 
 Una luz que se anhela desde lo lejos, desesperadamente, porque queremos alejarnos de una vez por todas de ese dolor que sigue ahí y no nos deja ver más allá, que no nos deja avanzar.
 Pero el pasado insiste en ahogarme, en hundirme, como si al fin y al cabo eso sea lo único seguro en mí.  

miércoles, 11 de junio de 2014

Un punto de vista sobre el amor (cadena de enamoramiento)*

 Todos tenemos un amor que nos cagó la vida, pero que al mismo tiempo guardamos como un tierno cofre de lindos recuerdos.
 ¿Cómo podemos pretender que alguien nos ame por completo cuando estamos amando a otra persona (a la que sentimos parte de nosotros)? 
 Todos tenemos un amor de la vida, al que tratamos de olvidar, por quien aún se nos caen, de vez en cuando, algunas lágrimas, a quien recordamos con una sonrisa y hasta quizás, por qué no, un deje de esperanza de un probable regreso. 
 Sería egoísta recluír el amor para alguien solo, cuando seguimos enamorados de alguien más. No podemos pedir una total entrega a alguien que probablemente esté amando a otra persona en lo más profundo de su alma.
 Creo que lo lindo y mágico de compartir amor, es justamente eso: compartir. Y quizás por eso yo nunca pude estar con alguien de verdad, porque no encontré quién quiera escuchar y entender mi punto de vista.
 Al fin y al cabo, todos somos unos fracasados intentando olvidar a alguien más. Y aunque no soy partidaria del "un clavo saca a otro clavo" , estoy a favor de aceptar las realidades sentimentales de cada quién y entender que amo a alguien y no sé si algún día voy a dejar de hacerlo, aunque la historia esté cerrada y todo esté claro, aunque ese amor me permita también amar a alguien nuevo (y hasta enamorarme) que también esté enamorado de alguien más.
 A veces da miedo saber que no podemos entregarnos a otro, tememos herirlo como nos hirieron a nosotros. Da miedo volver a confiar en alguien cuando nos desilusionaron. Da miedo volver a amar, pero al mismo tiempo nunca dejamos de hacerlo.

sábado, 7 de junio de 2014

Diván*

El diván no es un mueble de decoración.  Esta aclaración obvia no la es tal cuando uno escucha a colegas que están tan preocupados por el tipo o estilo de diván que van a poner en su consultorio. Incluso, por extensión metafórica, llamamos diván a una cama; y –como decía Lacan- mejor tener una cama porque se trata de “problemas de cama”…  Por lo tanto el diván requiere de cierta muñeca del analista.Hay pacientes que no quieren usarlo nunca; y otros lo piden en la primera entrevista.  De estos últimos son de los que hay que estar más advertidos; porque responder a esa demanda puede ser muy iatrogénico; por más que uno sepa que ese paciente ya hizo diván con otros analistas. El analista no trabaja con el saber del otro; ni del otro analista ni de un médico.  Debe escuchar a cada paciente como si fuese la primera vez; aunque ese paciente estuviese hace años en análisis.No nos va a sorprender que un paciente que dice haber tenido muchos análisis previos con diván; y que pida el diván en la primer entrevista; después de dos o tres entrevistas previas comience a faltar o a desplegar resistencias típicas de todo neurótico. Particularmente yo no ofrezco el diván si no estoy bastante convencido de que el analizante quiere laburar de verdad.  Y esto es un tema; porque un pedido de análisis es, ante todo, una demanda de amor.  Es decir entonces que el analizante –en un principio- está ahí para ser amado, no para hacer análisis. Y si es neurótico entonces es como un niño que pide los brazos.  ¿Y, entonces, cómo vamos a recostar a un niño? ¿Cómo vamos a privar de la mirada nuestra a alguien que necesita no sólo ser escuchado, sino ser mirado?  Es un punto delicado saber cuándo el paciente está en condiciones de prescindir de la mirada del Otro. Y también es un tema delicado hacer un diagnóstico de estructura.Analistas que se estereotipan llevando a todos los pacientes a diván en tres o cuatro encuentros; realmente están cometiendo una atrocidad. Y esto no sólo se hacía en una época muy lacaniana en Argentina, sino que se sigue haciendo aún. El psicoanálisis es –por definición- el caso por caso.  Es como decir: “a ningún paciente beso, a todos les doy la mano…”-  Decir “ningún”, decir “todos” es ya no hacer psicoanálisis: eso es estadística pura.A veces en los controles se escucha que el analista dio un pase a diván sin saber ni cuándo ni porqué lo hizo.  Contar un sueño, asociar un fallido, llegar puntual a la consulta, no es un principio de pase a diván.  Eso es quedarse en el registro simbólico-imaginario.  Hay que ver el real de cada caso.  He conocido psiquiatras que trabajan con diván sin siquiera ser analistas a los que le he preguntado cómo llevan al paciente al diván y me han contestado: “lo llevo… después de algunos encuentros…” Bue… una escala zoológica bastante amplia.Por otro lado, no hacer el pasaje a diván porque el paciente no quiere es también otro tema delicado.  Hay analistas que dan el pase a diván sin previo aviso. Yo no hago eso. Más bien invito al paciente al diván una sesión antes; para estudiar la reacción o los comentarios posibles.  Si bien a veces puedo llegar a ofrecerlo sin discutirlo; tampoco puedo obligar a un paciente a volar en avión si tiene fobia a las alturas… Es, como siempre, el caso por caso. A veces –y esto también se escucha en los colegas- se tiene el paciente en diván pero no hay análisis en absoluto; y a veces se está analizando muy bien sin la utilización del diván.  “Analizar bien” es un tema a discutir pero básicamente quiere decir: el paciente hace algo con el goce que lo perturba.




Si, pasé al diván. 
 

jueves, 5 de junio de 2014

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Me siento feliz, porque me sentí muy triste.
Estoy contenta, siento que renací.
Siento que al final de todo, todos somos un poco ése ave fénix.
Me siento llena, plena, enérgica, y soñadora como siempre.
Entendí que la vida va a estar llena de gente de mierda, de situaciones de mierda, y de mierda misma, ¡y le sonrío a eso! Porque después de la tormenta, evidentemente sale el sol.
Feliz de poder escuchar música, de poder bailar, de poder sentir, y sobre todo de poder amar, porque el amor es inagotable (¿y saben? es la fuerza más poderosa del mundo ♥)

martes, 3 de junio de 2014

Lloro porque no me siento bien. Lloro porque estoy harta de aguantar, de reprimir. Lloro porque no sé cómo actuar, porque todo esto me hace mal y no sé cómo hacer para que deje de ser así. Lloro porque estoy cansada y no puedo revertirlo. Lloro porque es lo único que puedo hacer.

domingo, 1 de junio de 2014

Me gustan los vampiros.
Me gusta la sangre, el frío, la nieve, la piel blanca.
Me gusta ver la sangre correr en la piel blanca, cómo duele, cómo arde.
Quizás soy yo a quien hay que culpar.