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martes, 18 de septiembre de 2012

Estoy sintiendo que mi intimidad está siendo totalmente violada. Hablo de la libertad de pensamiento, la libertad de expresión como se usa decir ahora. Soy adolescente, necesito canalizar lo que me pasa de alguna forma. Quizás una red social no es lo más adecuado, lo sé. Hablo de intimidad cuando lo estoy subiendo a la web, es casi ilógico, ¿no? Pero creo que de eso se trata, no soy la única loca con ganas de expresarme, no soy la única loca que usa el Twitter para descargarse. Es un método por el cual uno no se da cuenta realmente de cuán loco está, de cuánto lo consume la rutina, las vivencias, los desamores, las situaciones buenas y malas de la vida. Sino necesitaríamos terapia. Bueno, de hecho yo la necesito pero no quiero entrar en tema. Creo que me arrepiento de no haber tenido privacidad antes, o de, por sumar followers dejé que gente del círculo cercano a mi familia me siguiera, creo que es un error que vean tan de cerca lo que realmente soy. Digo, las personas a las que no les quiero mostrar lo que realmente soy. Y aunque lo acepte, que todo mundo sepa cuán histérica, egoísta, egocéntrica, soberbia, orgullosa, y muchos defectos más, que soy, no me gusta, me siento… invadida, si, ésa es la palabra, invasión. Lo que más me sorprende de mí misma es que le estoy restando interés a aquellas cosas por las cuales hubiese llorado por horas hace unos años. Sigo siendo la misma persona dramática para algunas cosas, pero ¿será que no me interesa? ¿será acaso que ya aprendí a controlar el stress? Aumenta mi ego que me den tanta importancia. Si es una situación tan estúpida como la que dicen estar planteando, no entiendo el por qué los gritos, los ojos rojos y llenos de lágrimas. ¿Tanto les importo?

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