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martes, 23 de diciembre de 2014

La torta de mierda*

 Toda la vida soñó con un vestido blanco de larga cola y hasta quizás, encaje. El brazo de su padre en el suyo, su madre llorando de emoción, orgullosa de ella. Y del otro lado del pasillo, al lado del hermoso Altar, al amor de su vida. Ese hombre con el que descubriría la felicidad plena y con quien formaría la familia que la transformaría en una increíble mamá de cuatro sanos y bellos hijos. Una pequeña con largo cabello color castaño claro y bucles en las puntas llevando los anillos dorados y brillantes, tal vez una niña familiar del novio, o alguna ahijada futura. Las repercusiones del casamiento de la boca de las vecinas. Soñó con las sonrisas en la foto del brindis, y el príncipe que le de el beso de Amor Verdadero para vivir así el felices por siempre. 
 Lo que nunca en la vida imaginó ni deseó, fue enamorarse de una mujer. Porque esas no son cosas normales, eso no es lo que Dios planteó, no es lo que se debe, no es lo que está bien, de ninguna forma es aceptable. Pero sin embargo eran esos ojos color miel los que la hacían perder el rumbo de su vida. Esas pestañas arqueadas y esa figura que no tenía ningún parecido con aquel hombre en el Altar. Esa voz dulce al cantar y esa piel delicada. 
 Es una confusión adolescente, quizás. Ella quiso buscarle una explicación a un sentimiento que no podía manejarse, quería curarse de aquellos pensamientos que se habían apoderado de ella y no podía controlar, porque no quería ser la decepción de la familia, y algo aún peor, su propia decepción
 Su primer beso con una chica, su primer beso con un chico. Comentarios. Miradas. Críticas. Ella no quería ser la enferma de la familia, la oveja negra, la torta con todos sus clichés. Si era lesbiana, iba a comenzar a vestirse como hombre, cortarse el cabello corto y a caminar sin tacos. Tal vez también iba a dejar de maquillarse y perder interés por lo femenino. No, para nada, pero la gente sí lo creería. Todos comenzarían a mirarla como un ser extraño y horrible, a leer cada comentario de su boca como promiscuo y hasta incluso con dobles sentidos. Ya no podría admirar mujeres en voz alta porque los demás podrían creer que a ella le gustaban. Todas las mujeres que lo supieran se alejarían de ella porque, claro, como es lesbiana sólo iba a mirar sus cuerpos con deseo y nadie nunca más confiaría en ella. 
 - Sólo estoy abierta a enamorarme de cualquier persona, no importa cuál sea su sexo. Me enamoro de personas - dijo ella queriendo sonar tranquila, convencida.
 - Pero tenés novia, sos torta.
 - Sí, tengo novia, pero no soy torta. Sólo amo, y podría haber sido un hombre pe..
 - Sos torta.

 Sus ojos se llenaron de lágrimas, porque sabía que aunque buscara las palabras perfectas para describir sus verdaderos sentimientos desencontrados, siempre iba a ser una torta de mierda para todos los demás, que sí iba a decepcionar a su familia, que nunca iba a poder caminar del brazo de su padre con un largo vestido blanco y que nunca iba a ser una mamá grandiosa a quien sus hijos puedan admirar. 

2 comentarios:

  1. Y una llama en el vacío brilló. Un débil fulgor de entendimiento y comprensión ante aquella perdida princesa de cuentos. El chico levantó su mirada en la oscuridad buscando sus ojos celestes. Y la joven lo miró con su sonrisa única.
    Las palabras no eran necesarias, los sonidos estaban demás. El tiempo se detuvo en sus miradas que lo decían todo:
    Te entiendo como nunca nadie va a entenderte en esto.
    Es difícil, realmente difícil admitir ciertas cosas y aceptar otras.
    Es complicado dar por sentado que mucho de lo que habíamos pensado no será como nosotros creíamos que sería..
    Sumergidos en la oscuridad de la ignorancia de quienes dicen ser sus soportes, suspendidos en un mar de desentendimiento social, donde los "normales" nos miran con asco e inferioridad.
    Pero nunca caigas princesa. Nunca te des por vencida. Siempre mirá a todos con la frente bien en alto, nunca te muestres débil ante ellos.
    Sos una persona hermosa, alguien que no tiene que rendírle cuentas a nadie, alguien que va a vivir su vida del modo que la haga feliz.
    Y ahora escribo mi final, como usted escribió el suyo;
    Gracias. Esa chica que tan solo le llega al hombro, esa mujer que siempre lo trató bien, aquella joven con esos ojos tan hermosos hoy tiene que saber que, con este texto, me hiciste sentir terriblemente identificado. Y tengo que decirte que voy a estar siempre que me necesites. Estoy a una llamada, a un mensaje, o un "Fa.." Lograste sacarle una lágrima a una piedra.
    Te entiendo. Te quiero; Y quiero que seas felíz.

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  2. Sos un ser hermoso Fa, que estas palabras salgan de vos, definitivamente me llenan de orgullo, y que alguien pueda sentirse identificado me hace sentir muy bien. Es un tema de múltiples debates, sólo quise mostrar un poquito de una pequeña historia que como todas, tiene su trasfondo. ¿Logré lágrimas? Uff, wow. Te quiero muchísimo y vos también te merecés lo mejor. Gracias por las palabras, por el cariño y por estar siempre.

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