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lunes, 30 de diciembre de 2013

2013 *

 Bueno, es hora de despedirse de este año, supongo. Un año más en que hacemos un balance, porque no podríamos pasar a algo nuevo sin analizar el algo viejo ¿no? Aunque no quiera despedirme, es tiempo. No porque haya sido bueno, sino porque ni siquiera vale la pena, o al menos eso pensaba del 2013 hasta que me puse a pensar en los primeros meses, en las oportunidades, en el crecimiento. Y si, puede que mayoritariamente haya sido una mierda, con perdón del vocabulario, pero... de todo se aprende.
 En fin, no estoy acá escribiendo para darles una clase de positivismo, porque justamente soy todo lo contrario, pero un simple panorama de lo que fue mi año para sacar conclusiones. Como todos los años, uno empieza con la esperanza de que va a ser mejor que el anterior, y no sé si es un problema karmático que yo tengo con los números impares, o es mera casualidad que todos los años impares son horribles desde algún punto. Claro, la vida es un equilibrio. Pues bien, empecemos. Antes que nada una de las mejores cosas que me pasó fue el poder dedicarme un cien por ciento a lo que realmente amo. Dejar de lado el colegio para utilizar todo mi tiempo en prepararme y formarme para lo que quiero ser creo que no tiene precio. Pero lamentablemente no pude aprovecharlo de una manera hermosa tal como suena. El viaje, tres horas para llegar y cursar cinco horas prácticas bailando, para volver a viajar tres y tomar otras clases. Subestimé demasiado a mi cuerpo y, aunque no lo crean, a mi mente. No pude con tanto, fui irregular, irresponsable, y algunos adjetivos más con i, como inútil, también. Pero de los errores se aprende, dicen.
 En el año 2013 conseguí mi primer personaje en una obra musical, y también obtuve mi primer sueldo como actríz/cantante. Hada madrina en Cenicienta, una oportunidad que nunca voy a olvidar, y que disfruté muchísimo. A pesar de tener nervios al principio, la sonrisa de los niños cuando te saludan y le tiran de la campera a mamá para sacarse una foto con el Hada, les juro que no hay sensación más hermosa en el mundo. En realidad no hay sensación comparada con estar arriba de un escenario. Y la danza me abrió paso para poder crecer y tener el personaje de servilleta, que tanto anhelaba con el deseo en años anteriores (cabe aclarar que era en la Bella y la Bestia, donde en el Castillo son todos objetos inanimados, sino parece que estoy contenta por hacer de árbol).
 También me dí oportunidades a mí misma, de crecer, de liberarme, de salir. En años anteriores me había auto impuesto algunas reglas, varias prohibiciones, y este año pude entender que, como dice la canción, mucho de lo que está prohibido me hace feliz. Supongo que también fue un poco gracias a terapia, ya un año desde que empecé. Y si, sigo loca, pero me alegra haber caído en manos de la psicología, porque más que solucionar problemas, pude conocerme a mí misma, y eso es verdaderamente importante para poder decidir lo que uno quiere hacer.
 Y lloré, sufrí, grité, fue un año en el que reinó la amargura. Amores del pasado que siguen dando vueltas, amores nuevos que dejan cicatrices, y decisiones por tomar. Este año, en lo que respecta al amor, me pasó algo extraño que hacía mucho no me pasaba: alguien se enamoró de mí. Bah, no sé en realidad. Pero me ama, y es difícil lidiar con eso cuando ni siquiera uno tiene el valor de amarse a sí mismo (y no me refiero al narcisismo, sino al modo estándar de auto estima que no poseo). 
 Pero de lo que más estoy agradecida, es que el 2013 me regaló varias personas que hoy están completamente en mi vida, que llegaron con su positivismo a ayudarme y sacarme sonrisas. 
 En el año 2013 me atreví a soñar un poco más, a escalar más alto, a arriesgarme, porque total... ¿qué puedo perder? Dejé de lado todos los comentarios tales como ´sos gorda, no podés bailar´ y me animé a bailar un dúo, por ejemplo. Un dúo que le voló la cabeza a más de uno (incluyéndome). Me atreví a agarrar canciones y puestas que las hacen personas mucho más talentosas y preparadas que yo, y hacerlas yo. Porque total... ¿qué puedo perder? Me atreví a estudiar lo que amo, porque sé muy bien quién soy y a donde quiero llegar. Dí mis propias clases, trabajé con niñas dando un curso de Violetta, trabajé para la Municipalidad de Berisso haciendo lo que me gusta, y sobre todo, seguí creciendo en lo artístico.
 Y si, no todo es color de rosas ni cuentos con finales felices, lamentablemente. Pero yo soy una princesa, y no me importa lo que digan. Si es inmaduro, idiota o un montón de más cosas con i. Yo sé que los sueños se pueden hacer realidad. Lamentablemente en este año me ganó el bajón, la tristeza que se apodera de mi cuerpo a veces sin causa ni sentido, pero si sobreviví otro año más....
 Brindo por cada uno de ustedes, los que siempre me leen, ¡gracias! Me hacen feliz. 
 A cada una de las personas que entró o salió de mi vida en este año, les deseo lo mejor, porque no le deseo el mal a nadie, el rulo siempre vuelve, así que la vida se encarga.
 A mis amigos, a los de verdad, y a los de mentira. Descubrí a quién tengo verdaderamente y en quiénes no puedo confiar.
 A mi familia, que no termina de conocerme porque no me doy a conocer, fue un año bastante mierda en este aspecto, pero la familia no se elige, a seguir luchando.
 Y brindo, sobre todo, por un 2014 lleno de sueños, amor, y felicidad ♥

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