Hoy puedo decir que el esfuerzo valió la pena. Ayer fue una de las noches más maravillosas de toda mi vida. Cumplí uno de mis miles de sueños, que fue participar en una función en un Teatro de Buenos Aires, y qué menos que el Teatro Astral, aquellas tablas que hace unos meses dejó de pisar mi hermosa actríz favorita Julieta Gonçalves.
Si hay algo que me encanta es ir feliz y relajada por las calles cercanas al Obelisco, mirando con suma paciencia a los estudiantes y empresarios trabajando, caminando de acá para allá, y yo con una mirada llena de brillo a punto de subir a un escenario más.
Creo que no alcanzan las palabras para expresar lo feliz que soy y fui, soy una simple chica llena de sueños, los mismos sueños que tienen miles de personas de mi edad. Estoy feliz porque sé que luché mucho por esto. Empecé a los doce años, haciendo comedia musical en mi barrio, Berisso. Después conocí y pertenecí (y pertenezco) a Crisoles, con la suerte de poder aprender y crecer muchísimo artísticamente, formando parte de elencos varios con los cuales aprendí muchísimo también como persona. De Berisso a La Plata, y de La Plata a Buenos Aires. Quizás la gente de allá no entienda qué tan importante puede ser para mí, pero siento que las cosas suceden por algo, y ese sorteo del cual salí becada no fue sólo casualidad.
El grupo de chicos de Glee me recibió de una manera extraordinaria, les agradezco mucho por haberme incluído y ayudado. Los profes realmente son los dos unos genios, y lamento no poder estar el jueves para la entrega de diplomas pero sé que algún día nos vamos a volver a encontrar los catorce.
AMO lo que hago, es tan lindo saber que pude transmitirlo a toda esa gente que llenó la platea y los palcos de la Calle Corrientes... Definitivamente nunca voy a dejar de soñar. Si los sueños me llevaron hasta acá, quién sabe dónde llegaré.
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