Vistas de página en total

sábado, 1 de diciembre de 2012

Mi amor insuperable.

 No puedo creer cómo sigue doliéndome tanto el abandono de una persona. Aquella que era parte de mis días, de mi rutina. Aquella amistad que teníamos que mil veces prometimos sea para siempre, y sin embargo aquí estamos, cada uno con su vida. No voy a decir que soy una persona infelíz porque en verdad no lo soy aunque de vez en cuándo me agarren esos bajones que son parte de la adolescencia, pero Mariano es insuperable. Hace años que lo amo, es el amor de mi vida y nunca me voy a cansar de decirlo. Porque recuerdo cada momento que pasamos juntos, y separados, como amigos y como algo más... Yo no quiero que las cosas vuelvan a ser como cuando éramos ese algo más, yo quiero volver atrás, para recuperar esa amistad, para que las cosas no hayan terminado tan mierda como terminaron, para que aunque sea pueda llamarlo por teléfono y preguntarle cómo está. Para que se me vayan las ganas constantes de escribirle una carta diciéndole todo lo que nunca le dije, o repetirle aquello que hace falta. Para evitar la parte de que estoy bloqueada de su Facebook y su Twitter, para evitar que mi corazón se sienta estrujado como lo está ahora.
 Realmente a veces no sé cómo expresar esto que siento, no puedo creer cómo yo misma soy víctima del autosufirmiento que me provoco guardando cada uno de nuestros recuerdos, cada uno de nuestros papeles de conversaciones, de psicoanálisis que le hacía yo a él a la madrugada cuando me llamaba y yo me ocultaba de mi mamá porque no quería que hable con él.  Yo lo ayudé a superar su propio amor doloroso, como amiga que fui, porque siempre estuve a sus pies cuando me necesitó.
 No es la persona más maravillosa del mundo, pero lo es para mí, aunque haya hecho todo lo que hizo. Me dio mil consejos que HOY pude adquirir pero en su momento se los resongué, porque hoy soy lo que soy gracias a él y eso me pone feliz, porque yo aprendí algo de él, y espero que en algún momento él haya aprendido algo de mí.
 Porque fui la única que lo apoyó cuando se mandó la mayoría de las cagadas de su vida, porque siempre pero siempre lo amé, y nunca pedí lo mismo.
 No necesito amor, ni que me bese, sé que las cosas no van a volver, que no vamos a ser nunca más amigos. Pero lo extraño, sus miradas, sus abrazos. SU AMISTAD, lo necesito mucho... Tenemos tantas cosas en común, que me da miedo que en algun momento las casualidades de la vida nos vuelvan a unir y no podamos compartir nuestras cosas juntos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario